Música clásica para tu boda
La música muy probablemente ha estado presente, de una u otra forma, desde los mismos inicios de la ceremonia nupcial. Una boda es un momento de alegría y celebración, ¿y qué mejor forma de celebrarlo que hacerlo acompañado de sonido de alguna pieza musical?
Las piezas han variado notablemente a lo largo de los tiempos en función de las modas y los gustos culturales. Aunque pueda parecernos sorprendente, la conocida Marcha Nupcial de Mendelssohn, perteneciente a su obra Sueño de una Noche de Verano, es una costumbre relativamente reciente. Se remonta a la propia boda de la reina Victoria de Inglaterra; la Marcha Nupcial de Mendelssohn, y la ópera Lohengrin de Wagner fueron las obras elegidas por la propia reina. La elección caló hondo en el pueblo y poco a poco se ha convertido en la pieza clásica, casi obligatoria, en cualquier boda para el emotivo momento en el que la novia entra en la iglesia y se dirige al altar cruzando la nave principal, o hace su entrada por el pasillo en la ceremonia de boda civil.
Si bien la marcha Nupcial es la pieza clásica, siempre podremos encontrar alternativas.
Por ejemplo, para esta marcha de entrada de la novia se pueden elegir gran variedad de piezas alegres y con ritmo, no es necesario llegar a la solemnidad de Mendelssohn. El «Canon», de Pachelbel es otra buena opción. También la «Marcha Triunfal» perteneciente al oratorio «Judas Maccabaeus» de Heandel.
Durante el matrimonio puede sonar, por ejemplo, la «Romanza sin palabras», de Mendelssohn.
Durante el ofertorio el «Ave Maria» de Schubert es todo un clásico.
Al final de la ceremonia, durante el Aleluya, podremos recurrir a Haendel o de nuevo a Mozart, por poner unos ejemplos.
Para la salida de los novios de la iglesia se puede repetir la Marcha Nupcial.
