Handfasting o atadura de manos
Este es un ritual que se hace muy poco hoy en día. Todavía no está muy extendido en las ceremonias de boda civil, si bien es cierto que es muy emotivo y original.
A mi personalmente, es uno de los que más me gustan, tanto por su significado como por el resultado que da desde el punto de vista estético.
De la cultura celta, que tanto influjo nos dejó, proviene este ritual. El lazo o cinta con la que se unen las manos de los contrayentes es el símbolo de la unión de la pareja. En sus orígenes, era la forma en los novios se comprometían durante 1 año y 1 día ante la comunidad y, tras ese período, la unión era confirmada de nuevo de forma más permanente; aunque también podía romperse si la pareja no se entendía. Era una ceremonia cargada de simbolismo, porque con el lazo no sólo se unían los cuerpos, también se entrelazaban las almas de los contrayentes. Así como se unián las familias de ambos.
El handfasting es celebrado por el oficiante con la ayuda de la persona o personas que los novios quieran involucrar en el ritual, puesto que la cinta la puede poner un amigo o familiar de los novios y posteriormente retirarla otro.
Los contrayentes unían sus manos uniendo las mano izquierda con la derecha del otro y viceversa, formando una especie de infinito. Luego los novios formulaban sus votos y el celebrante ataba tanto lazos como votos hacían.
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